Luis María Usoz Quintana
El 19 de octubre de 1932 marcó el inicio de un viaje extraordinario. Ese día, Luis María Usoz vio por primera vez el mundo que lo rodeaba, sin saber cuán profundamente influiría en él. Su historia es la de un amor dual: su esposa y el hockey.
Hoy, queremos brindar un merecido homenaje a Luis María, este coloso del deporte y a todos aquellos que han consagrado sus vidas a actividades y deportes a menudo olvidados en el ruido del reconocimiento público.
Revivo momentos con Luis, pero lo que prevalece son las emociones. Son ellas las que integran las vivencias en nuestra memoria, moldeando nuestra arquitectura humana. Desafortunadamente, no tuve la oportunidad de reflexionar sobre estas emociones con Luis, pero su bondad interna resonó con las vivencias que acumulé.
Nacido quinto de siete hijos en la familia Usoz, Luis creció en San Sebastián, donde asistió al colegio San Ignacio de Loyola y practicó deportes que marcarían su vida, especialmente el hockey, influenciado por sus hermanos mayores. Durante su infancia y juventud, en medio de la posguerra, se zambulló en actividades deportivas y sociales.
El hockey comenzó a ocupar su tiempo libre mientras estudiaba arquitectura técnica, con la ayuda y complicidad de su futura esposa, Valen, su novia desde 1950. Luis María jugó en varios equipos, y también se destacó como entrenador. Entre tantos logros, destacan las dos medallas de oro en los Juegos del Mediterráneo (1954 y 1956), y la medalla de bronce en las Olimpiadas de Roma 1960.
En 1961, Luis María y Valen se casaron en San Sebastián y se trasladaron a Madrid por razones profesionales. A pesar de tener 29 años, Luis continuó jugando hockey y en 1964, con 32 años, participó en las Olimpiadas de Tokio.
Luis no solo fue un destacado jugador, sino que también tuvo una brillante carrera como entrenador, obteniendo el honor de entrenar al equipo español en las Olimpiadas de México 1968. Durante los años 70, fue el entrenador del Club de Campo, tanto masculino como femenino.
Además, Luis María jugó un papel crucial en el resurgimiento del hockey femenino, siendo nombrado seleccionador de la sección femenina en 1972. Durante 16 años en el cargo, su mayor satisfacción fue el afectuoso recuerdo que todas las jugadoras guardan de él.
En la década de los 80, Luis comenzó su carrera administrativa en la Federación Española de Hockey, como Secretario General, una época llena de desafíos y retos.
La verdadera victoria de Luis María no radica en sus logros como jugador o entrenador, sino en la forma en que transmitió su amor por el hockey y vivió su vida con pasión. Quizás no recordamos todos los detalles de los partidos jugados, pero ciertamente nunca olvidaremos los viajes emocionantes que hicimos juntos a lo largo de España y al extranjero, donde el hockey era la excusa perfecta para explorar y compartir.
Luis María Usoz, un gigante del hockey, tocó la vida de muchos. Su legado se mantiene vivo en aquellos que recuerdan su calidez y cariño. Su esencia, marcada por su bondad y pasión, se refleja en cada persona que tuvo el privilegio de compartir momentos con él.